jueves, 6 de octubre de 2016

Aves y saurios 9: El origen del vuelo

El último gran misterio sobre el vuelo que queda es el de su origen y dos teorías se enfrentan para defender su perspectiva. Por un lado tenemos a los que piensan que corredores como los velociraptores llegaron a surcar los cielos agitando sus alitas. Y, por otro, a los que confían en los pequeños planeadores arborícolas como los microraptores. ¿Con qué grupo se quedan?

Yo, personalmente, siento debilidad por los velociraptores y desearía que fuera cierto que, aleteando cual gallinas, hubieran llegado a emprender el vuelo. Pero me temo que no es el caso. Más que nada por lo complicado que sería. El principio de Ockham dice que la explicación más sencilla es la más probable. ¿Y qué creen que es más sencillo? ¿Que unos animales que planeaban acaben volando o que, de repente, un animal corredor reúna las características suficientes para volar? Obviamente, los planeadores lo tienen bastante más fácil, más que nada porque tienen medio camino hecho.

De hecho, la mayoría de vertebrados que han volado en realidad solo planeaban (como los pterodactilos) y los que tienen vuelo verdadero, presentan alas grandes que evidencian que en proceden de animales planeadores (como los murciélagos). El planeo es una constante en la evolución y aparece en varios grupos de animales (mamíferos, reptiles, anfibios). En aves también hay especies que se caracterizan más por planear que por volar como los buitres. Por el contrario, despegar es una tarea muy complicada y muchas aves tienen que buscarse trucos como correr sobre el agua o tirarse desde acantilados. Es difícil aceptar que la primero que consiguieran las proto-aves fuera despegar cuando aún hay unas cuantas que no lo dominan.

Además, sería mucho más fácil que un planeador llegara a volar por la sencilla razón de que cualquier mutación que le acercara a ese objetivo, sería mucho más ventajosa. Así, por ejemplo, que el hueso se haga menos denso permitiría al planeador cubrir más distancia, mientras que al corredor le podía suponer una pata rota.

Por todo ello, parece razonable llegar a la conclusión de que fueron los pequeños dinosaurios arborícolas los que consiguieron dominar el vuelo y, más tarde, darían lugar a las aves.

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