jueves, 23 de junio de 2016

Aves y saurios 8: Los dinosaurios sí volaban

“¿Qué? Esto es un timo” pensarán algunos “Pero si la semana pasada contabas que no volaban”. Bueno, qué puedo decir. Bienvenidos a la ciencia. Es lo malo que tienen las cosas que no son dogmáticas ni dictadas por un poder supremo, que están sujetas a cambios en función de las pruebas que se encuentren. Como un capítulo de “Se ha escrito un crimen”.

Durante muchos años, mi afirmación de la semana pasada fue rotunda y no admitió ningún tipo de excepción, más que nada porque los únicos lagartos voladores conocidos eran los pterosaurios y esos estaba claro que no eran dinosaurios. Claro que eso fue antes de que empezara todo el lío de los dinosaurios emplumados.

Una vez que quedó claro que buena parte de dinosaurios terópodos contaban con plumas y alas, empezaron a surgir voces que se preguntaban si alguno de ellos podría volar. Por supuesto, como siempre, la comunidad científica más conservadora se lanzó en tromba a desmentir cualquier argumento que lo que ya estaba establecido: que las aves volaban y los dinosaurios no. Sin embargo ¿por qué tenía que ser el vuelo patrimonio de los pájaros? ¿por qué no podía aparecer un poco antes en la línea evolutiva entre saurios y aves? Actualmente, varios científicos afirman que algunos integrantes de Microraptor, los pequeños terópodos (grupo al que también pertenecerían velociraptor y T-Rex) arborícolas de cuatro alas, podrían haber desarrollado un vuelo verdadero ayudándose de sus largas colas emplumadas. El debate y la polémica están servidos pero, por lo menos, parece que el dogma de que sólo las aves pueden volar empieza a resquebrajarse.

jueves, 16 de junio de 2016

Aves y saurios 7: Los dinosaurios no volaban

Como ya decía en el artículo Las plumas no surgieron para volar, los científicos tienen claro que los dinosaurios no volaban. Y es que los pterosaurios, esos fantásticos rep-tiles con gigantescas alas que todos conocemos de cómics, películas, muñecos y dibujos animados no eran dinosaurios. Reptiles, sí. Arcosaurios, también. Pero dinosaurios, no.

Y no son dinosaurios porque estos poseen dos características que les distinguen del resto de reptiles y les separa de los lagartos: son de sangre caliente y tienen las extremidades rectas en lugar de arqueadas hacia fuera (que, de hecho, es lo que obliga a los lagartos a “reptar”).

Donde sí entrarían sería en el grupo de Arcosaurios que también incluye a aves y cocodrilos ya que poseen los características propias de estos, como tener una ventana anteorbital (traducido: un agujero en el cráneo delante del ojo). Otros reptiles que no son dinosaurios aunque la gente lo crea serían los ictiosaurios (muy parecidos a los delfines) o los plesiosaurios (parecido a lo que la gente imagina que hay en el lago Ness). Básicamente, si vuela o nada, no es un dinosaurio.

Por cierto, que tampoco serían dinosaurios los pelicosaurios, esos reptiles con una enorme cresta a la espalda. De hecho, esos son nuestros antepasados, pero de ellos hablaremos otro día.

martes, 14 de junio de 2016

Animales que no lo parecen 1

De los 40 grandes filos en los que se divide el reino de Animalia, tenemos asumidos como animales a los vertebrados, artrópodos, moluscos y cualquier cosa con forma de gusano. El resto, la mayoría sésiles y marinos, nos cuesta un poco más asumir que estamos relacionados con ellos. Aquí van cinco ejemplos. No he querido poner fotos por no romper la estética del blog, pero les recomiendo que busquen. Sobre todo, del último.

- Esponjas: Como decía el otro día en el artículo Las esponjas son animales a pesar de que incumplen muchos de los preceptos que se le supondrían a un animal: no se mueven, no poseen tejidos dife-renciados y muchas de ellas carecen de simetría. Sin embargo, puede más que tengan células con núcleo, que carezcan de pared celular, que sean organismos pluricelulares (bueno, eso puede llevar algún matiz) y sean incapaces de fabricarse su propio alimento como las plantas.

- Corales: Otro de los filos que nos cuesta identificar como animales es el de los Cnidarios, filo en el que se incluyen los corales. Claro que lo que se nos suele olvidar es que lo que nosotros solemos conocer como “coral” no es más que la construcción calcárea fabricada por un bicho que vive dentro y que tiene un aspecto parecido a una anémona (ver más abajo) que también son cnidarios. Por cierto, hablando de parecidos, otro día hablaremos de la relación que existe entre los corales y las medusas que, en algunas especies, son dos caras del mismo animal.

- Anémonas: Estos cnidarios mari-nos suelen ser tenidos por plantas e, incluso, por esponjas. Sin embargo, a diferencia de las esponjas, las anémonas sí que cuentan con tejidos diferenciados, simetría, algo de movilidad y hasta un sistema nervioso primitivo. Además, tienen nematocistos, unos orgánulos celu-lares característicos de cnidarios que les permiten inyectar toxinas para-lizantes a sus presas y enemigos. Después de todo, no hay que olvidar que pertenecen al mismo filo que las medusas.

- Siboglínidos: Tienen forma de gusano, viven en tubos de proteínas que crean ellos mismos y tienen todas las papeletas para pasar a formar parte del plantel de extraterrestres devora-hombres de cualquier película de ciencia-ficción. Pero todo el mundo tranquilo porque estos animales no van a comerse a nadie. De hecho, carecen de boca y se alimentan gracias a la simbiosis que mantienen con unas bacterias oxidadoras de azufre, lo que les obliga a vivir cerca de dorsales oceánicas. Son de los pocos organismos pluricelulares que pueden permitirse el lujo de residir allí.

Estos son solo unos pocos ejemplos, así que seguimos otro día.

jueves, 9 de junio de 2016

Aves y saurios 6: Las alas no aparecieron para volar

Al igual que hace poco decía que las plumas no surgieron para volar (en el Aves y saurios 4), tampoco lo hicieron las alas. Primero por la razón filosófica que siempre menciono: nada en la evolución aparece para conseguir nada en concreto pues eso implicaría que algo lo ha hecho aparecer previendo unas consecuencias concretas (ver Los osos polares son blancos para camuflarse en la nieve). Y, además, porque el vuelo es una actividad que involucra demasiadas estructuras y modificaciones para que suceda de repente.

Así que los dinosaurios tenían unas alas (seguramente rudimentarias) que no valían para volar, pero para algo debían servir. Alguna ventaja les daría esta estructura para que los primeros reptiles que la tuvieron no sólo no se extinguieran, sino que inaugurarían un linaje que se extendería hasta las aves actuales.

A corredores como los velociraptores, las alas podrían ser una forma de estabilizar el cuerpo en la carrera, de una forma similar a lo que hacen lo pollitos cuando corren. Además, puede que este uso esté relacionado con una de esas preguntas que siempre han rondado mi mente: ¿Por qué la evolución favoreció el acortamiento de los brazos de los terópodos cuando es imposible que suponga una ventaja evolutiva? Por supuesto, como he explicado muchas veces, esto puede deberse a la más pura casualidad. Lo mismo todos los ancestros del T-Rex que tenían los brazos más largos murieron de una neumonía y se quedaron los paticortos, que lo mismo no tenían tanta maniobrabilidad pero poseían mejores anticuerpos. Esas cosas pasan. Pero estaba pensando ahora si no podría ser que unas alas pequeñas y más cortas pudieran haber favorecido más la carrera de estos animales y hacerlos más exitosos evolutivamente. Que conste que esto no cuenta ni como teoría científica ni nada, sólo es un pensamiento que acaba de cruzar mi mente.

Pero no sólo para correr debían servir las alas, pues muchos estudiosos apuntan que microraptor, un grupo de pequeños terópodos que poseían 4 alas, podían ser arborícolas y usarlas para planear (de un modo similar al de las ardillas voladoras) o tirarse en paracaídas sobre sus presas.

martes, 7 de junio de 2016

Las esponjas son animales

“¿Cómo es posible que las esponjas sean animales?” Se preguntarán algunos. “Pero si no se mueven” añadirían. Y, la verdad, es que algo de razón habría que darles. Después de todo, la capacidad de movimiento es una de las características tra-dicionales de los animales y las esponjas mucho movimiento no suelen tener. No es de extrañar que durante siglos se las clasificara como vegetales. Pero no. No son plantas ni ninguna clase extraña de seta marina. Tampoco algas raras. Son animales y de todo derecho.

¿Y qué hay del movimiento? Pues hay que tener en cuenta que “capacidad de movimiento” no se refiere a que te puedas echar una carrera, sino que serviría con tener partes móviles, algo que las esponjas cumplirían por poseer cilios en las células ¿Demasiado rebuscado? Los científicos a veces son así y se empeñan en adaptar las cosas para que cuadren. Yo, por el contrario, soy más partidario de eliminar el movimiento como característica de los animales. Para empezar porque no es algo exclusivo del grupo, pero también porque hay varios grupos como las esponjas o los hongos que han sido clasificadas donde no debían. Antiguamente, la dualidad animal=móvil y vegetal=inmóvil podía ser útil, pero ya hemos progresado lo suficiente para saber que hay cosas más importantes que la movilidad.

¿Y qué es más importante que moverse? Por ejemplo, el tipo de células. Los animales son los únicos seres pluricelulares que tienen células eucariotas (es decir, con núcleo) desprovistas de una pared celular que la proteja. También son heterótrofos, lo que significa que debemos alimentarnos de otros seres porque no somos capaces de producir nuestro propio alimento. Y, por si todo eso fuera poco, respiramos oxígeno, poseemos colágeno, nos reproducimos sexualmente y tenemos embrión. Si cumples todo eso, eres un animal. Y las esponjas lo cumplen.

De todas formas, las esponjas siempre han sido la excepción que confirma la regla. Por ejemplo, todos los animales cuentan con tejidos diferenciados... salvo las esponjas. O todos los animales simetría corporal... salvo algunas esponjas. Son los graciosos de los animales, siempre dando la nota. Pero animales son, de eso no hay duda.

jueves, 2 de junio de 2016

Aves y saurios 5: Los dinosaurios tenían alas

Si tenemos en cuenta que el cuerpo de los dinosaurios terópodos estaba recubierto de plumas, a nadie le debería sorprender que las plumas de las extremidades anteriores formaran alas. Después de todo, no debemos olvidar que este tipo de dinosaurios son considerados los ancestros de las aves modernas y es bastante lógico suponer que una estructura como el ala surgiera antes de que los pájaros o Archaeopteryx aparecieran sobre la faz de la Tierra.

De hecho, se han encontrado fósiles de microraptor (dinosaurios que comparten familia con los velociraptor) que no es que tengan 2 alas ¡es que tienen 4! Dos en las extremidades anteriores y dos en las posteriores. Y es que en ningún sitio está escrito que no se puedan desarrollar alas en las piernas.