martes, 24 de marzo de 2015

Los osos polares no son albinos

El albinismo es un síndrome genético que causa que el cuerpo sea incapaz de producir melanina, el pigmento que sirve a los animales como protección frente a los rayos solares y que les da color (también hace que nos pongamos morenos). Al no tener melanina, los albinos nacen con la piel muy clara, se queman con extrema facilidad y su pelo tiene un característico color blanco. Pero, a pesar de lo que se suele creer, esto no significa que todos los animales blancos sean albinos. Los osos polares, desde luego, no lo son.

En su caso, el color de su pelaje se debe a una causa genética llamada leucismo que hace que los niveles de melanina sean muy bajos en el pelaje, pero no afecta al resto del organismo. Por eso los osos polares tienen partes de su cuerpo (como la nariz y los ojos) de color negro y no tienen problemas con el sol.

El leucismo también puede observarse en animales como los zorros árticos, las panteras nebulosas, los tigres blancos y en especies en las que sea habitual que nazcan individuos de color blanco (como perros, gatos, ratas, jerbos, hamsters, ratones, conejos, caballos...).

Pero que nadie piense que una cosa quita a la otra porque en las especies leucísticas también pueden aparecer animales albinos. Serían igual de blancos pero carecerían de cualquier tipo de mancha oscura, sus ojos serían rojos (muy típico en roedores y conejos) o muy claros y las partes expuestas de su piel (nariz, labios, contorno de los ojos...) serían de un tono rosáceo pálido.