jueves, 21 de mayo de 2015

El “camuflaje” de las cebras

A nadie le extrañará que diga que el color y los dibujos de muchos pelajes de los animales les permiten camuflarse en su entorno. Así, las rayas de los tigres (también las manchas de leopardos y jaguares) les confunden con las sombras de las selvas en las que viven, los animales polares suelen ser blancos y muchas ranas tropicales se mimetizan con las hojas de los árboles. Sin embargo, las cebras son blancas y negras, una coloración casi única (pocos animales la tienen) que no les debería ayudar demasiado a pasar desapercibidas en el amarillo que domina en la sabana africana. Cualquiera pensaría que un pelaje tan llamativo sería perjudicial y facilitaría su captura por parte de los depredadores (la mayoría de los cuales, por cierto, son de tonos amarillentos), pero de ser así, haría mucho tiempo que las cebras se habrían extinguido, esquilmadas por las manadas de leones hambrientos.

Lo cierto es que el dibujo de las cebras sí podría camuflarlas cuando se encuentran solas, porque los carnívoros que las cazan ven en blanco y negro. Claro que cuando se juntan cientos de ellas, esto no es tan efectivo. Pero no pasa nada porque su peculiar pelaje les da otra gran ventaja. Y es que el contraste de las rayas negras sobre el fondo blanco crea una ilusión óptica (más cuando corren juntas con el sol brillando sobre ellas) que hace difícil saber dónde empieza una y termina la otra. Esto complica que los cazadores puedan fijar un objetivo concreto o identificar a los ejemplares enfermos. Así el gran número que suelen formar las manadas logra que las cebras se camuflen entre ellas y les ha permitido prosperar como especie a pesar de tener por vecinos a hienas, leopardos y leones.

martes, 19 de mayo de 2015

No existe ningún animal llamado “pantera negra”

Esta es otra de esas cosas que, al igual que la supuesta ceguera de los murciélagos, tenemos tan metidas en la cabeza que nos parece imposible que no puedan ser ciertas. Pero por mucho que nos cueste creerlo, no existe ninguna especie animal que se llame “pantera negra”. Sé que las han visto en un sinfín de documentales, películas y camisetas de grupos de rock. Pero, en realidad, no existen las panteras negras. Ni las negras, ni las rosas, ni las amarillas, ni de ningún tipo. El término “pantera” proviene del griego y significaba “fiera”, por lo que se ha usado para definir a todos los grandes felinos y dar nombre al género que les engloba (por eso el nombre científico del león es Panthera leo). Pero el único animal que tiene el honor de llevar el nombre de pantera, es la pantera nebulosa.

Entonces ¿qué era Bagheera? Pues la simpática pantera negra de “El libro de la Selva” que ayudaba a Mowgli a sobrevivir en la jugla no era otra cosa que un leopardo negro. Porque eso es lo que son las panteras negras. Y eso no es lo peor, sino que “pantera negra” ni siquiera es la denominación que recibe una especie de color negro, ¡sino 2! Porque a los jaguares negros también se les llama panteras negras.

El color se lo da un causa genética inversa al leucismo (del que ya hablé en relación al color de los osos polares) que se llama melanismo. Los animales que lo presentan se distinguen por su piel, pelaje o plumas de color oscuro (normalmente negro) por un exceso de pigmentos (melanina). Los jaguares y leopardos no son las únicas especies animales en las que se manifiesta el melanismo, también se puede observar en animales de color oscuro y en aquellos en los que suelen aparecer individuos de colores variables (como perros, gatos, ratas, jerbos, hamsters, ratones, conejos, caballos...), aunque puede afectar a casi cualquier especie.

Por cierto que, igual que hay panteras negras, también existen las panteras blancas cuando jaguares y leopardos se ven afectados por leucismo.

martes, 5 de mayo de 2015

Los dinosaurios no convivieron con los humanos

La verdad es que es algo que debería suponerse obvio pero dado que en la última Encuesta de Percepción de la Ciencia salió que un 30% de los españoles decían pensar (no puedo creerme que lo dijeran en serio) que los hombres y los dinosaurios convivieron, parece que es un buen momento para repasar conceptos básicos sobre biología... claro que eso no fue lo más preocupante de la encuenta, sino ese 25% que aún dice pensar que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra... sin palabras.

En fin, a lo que vamos. Olviden los dibujos de los Picapiedra y las películas de serie B de los 70 y 80. Los dinosaurios y los seres humanos nunca han convivido. Los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años y los fósiles más antiguos de Homo sapiens (nuestra especie) no tienen más de 200.000 años. A veces no cuesta entender que la Tierra tiene unos 5000 millones de años y nosotros sólo la hemos ocupado un pequeño instante de su vida. Sin ir más lejos, nuestras maravillosas civilizaciones no tienen más de 10.000 años, una menudencia comparado con los tiempos cósmicos.

De todas formas, es una suerte que nuestra especie no existiera hace 65 millones de años, porque nos habríamos extinguido. Y no lo digo sólo por la cantidad de bestias gigantescas con dientes afilados como cuchillos. También porque el meteorito que acabó con los dinosaurios también se llevó por delante cualquier animal terrestre que fuera más grande que una gallina. Los mamíferos sólo sobrevivieron porque éramos poco más que pequeñas ratas carroñeras que les robábamos los huevos a los saurios. De ninguna forma hubiéramos conseguido evitar la extinción.

Así que ya saben, no sólo no convivimos con los dinosaurios, también es una suerte que no lo hiciéramos.