jueves, 4 de junio de 2015

Los camellos no acumulan agua en las jorobas

La lógica a veces nos lleva a conclusiones que nada tienen que ver con la realidad. Así, como los camellos viven en ambientes desérticos y aguantan mucho tiempo sin beber, pues la gente suele concluir que acumulan agua en las jorobas. Lo que a nadie se le ha ocurrido que la comida tampoco es que abunde en el desierto y que quizás lo que lleve en las jorobas sea algo tan común entre los mamíferos (nosotros incluidos) como la grasa, en lugar de poseer un tejido misterioso que se llena de agua.

Y es que las jorobas de dromedarios y camellos son precisamente eso, acúmulos de tejido adiposo que les permita sobrevivir sin comida. Que no necesiten agua no guarda ninguna relación con la joroba porque la mayor parte del agua que se obtiene al quemar la grasa, se evapora para regular la temperatura corporal (algo parecido a lo que hace nuestro sudor).

Que la grasa se acumule en la joroba es especialmente ventajoso para los que viven en climas cálidos, ya que es un tejido aislante y si estuviera extendido por todo el cuerpo evitaría que se pudiera disipar el calor corporal.

martes, 2 de junio de 2015

Los gatos no maúllan para comunicarse entre ellos

Los gatos son animales solitarios, muy territoriales, que necesitan el sigilo para cazar y que evolucionaron en áreas desérticas en las que los alimentos apenas sirven para mantener a un individuo. Sus relaciones con otros gatos suelen limitarse al mínimo y, normalmente, lo hacen para pelearse por el territorio o para reproducirse (o para pelearse por reproducirse). Todo lo que tienen que decirse pueden hacerlo con la postura del cuerpo, los movimientos de cola, la posición de las orejas, los bufidos, los arañazos y los mordiscos. Ese es su lenguaje: si encorvan la espalda es que se prepara para atacar, tumbarse boca arriba significa rendición, si mueve la cola te indica que se está cabreando... Y los mensajes que no cubren con eso, lo hacen mediante olores. Los gatos sólo maúllan de verdad cuando son crías (los gritos de las peleas podrían considerarse maullidos, pero no son algo que hagan todos los días), que también es el único momento sociable, para llamar la atención de su madre.

Entonces ¿por qué maúllan los gatos domésticos? Pues por la misma razón por la que lloran los bebés: porque así les hacemos caso. Necesitan llamar nuestra atención ya que nosotros controlamos la comida y el agua, limpiamos la caja de arena e invadimos permanentemente su espacio vital. Esas son cosas que un gato sólo pide cuando es una cría y, por tanto, usa el lenguaje de las crías para solicitarlo porque no sabe hacerlo de otra forma. Y casi mejor, porque si fueran olores lo que utilizaran para pedir comida, más de uno se moría de hambre (a no ser que lo hicieran con el líquido asqueroso ese que les sale de los sacos anales).

El uso de un lenguaje de cría no es más que otro de los muchos ejemplos de infantilización que se da en especies domesticadas. En perros, esta vuelta a la niñez es mucho más acusada y es la razón de que no puedan valerse por sí mismos y de la inmensa mortalidad que se da entre los perros abandonados (pueden leer el artículo sobre Los Perros Abandonados).