jueves, 14 de agosto de 2014

¿Qué fue primero el huevo o la gallina?

Esta pregunta siempre se plantea como uno de los grandes enigmas de la naturaleza, aunque no es tan complicada de contestar porque los huevos pueden salir de otras cosas que no sean gallinas (de una codorniz, por ejemplo), pero las gallinas sólo pueden salir de huevos ¿Complicado? Trataré de explicarme con un ejemplo que sea más sencillo. Imaginemos que los humanos somos “protogallinas”. Tenemos bastante variedad de formas y colores. Altos, bajos, pálidos, oscuros, pelo liso, ojos rasgados, gordos, rizos… hay multitud de posibilidades. Y, ahora, pensemos que uno de esos grupos acabe formando una especie propia. Ellos serán las gallina. Por ejemplo, cojamos a los pelirrojos con pecas y piel pálida.

Los genes de esa futura especie están entre nosotros, pero con la mezcla que tenemos es muy complicado que acaben diferenciarse como especie. Para eso, lo mejor, es quedarse aislados. Así que imaginemos en un futuro en el que Irlanda, tierra con gran porcentaje de pelirrojos, quedara aislada del resto del mundo por la razón que sea. El gen del pelo rojo es recesivo, es decir, necesitas heredarlo de tu padre y de tu madre para ser pelirrojo. Si uno es de pelo rojo y el otro es de pelo moreno, serás moreno. Pero sin mezclas con los morenos del exterior, los típicos genes pelirrojos irlandeses se irían haciendo más comunes. Los hijos de dos pelirrojos, serían pelirrojos. Y los morenos con genes pelirrojos en su sangre, podrían tener hijos pelirrojos. Así, poco a poco, los pelirrojos acabarían siendo mayoría.

Pero el pelo, las pecas y la piel pálida, no serían las únicas características que se irían fijando en la población. Las mutaciones que aparecieran expontáneamente, se quedarían en la isla y (aquellas que no fueran demasiado perjudiciales) se extenderían entre la población hasta que tuvieran las suficientes para ser diferentes del resto de humanos.

Y así, un día dentro de miles (o millones) de años, se podría coger a uno de esos irlandeses y se vería que no puede tener descendencia fértil con cualquier otro humano, que es lo que distinguen (en general y con excepciones) unas especies de otras. Tendríamos entonces una especie de pelirrojos irlandeses. No se abrió el cielo y el nuevo “pelirrojo supremo” bajó a la Tierra para dar lugar él solo a su nueva raza. sino surgieron tras multitud de cruces entre humanos, medio humanos, bastante humanos, casi humanos, un poco humanos y mínimamente humanos. Todos juntos, en un continuo, hasta que las características de la población fueran similares entre ellos y diferentes al del resto de humanos. Entonces podríamos hablar de especie, pero habrían surgido de gente que, sin tener todas las características de “pelirrojo puro”, eran parecidos. O, volviendo al tema de las aves, las gallinas surgirían de huevos que saldrían de cosas parecidas a gallinas que no acababan de ser gallinas. Es decir, el huevo fue antes que la gallina.

Espero que así se entienda. Y si no, ya lo intentaré en otra ocasión.

jueves, 7 de agosto de 2014

Los murciélagos no son ciegos

La primera entrada está dedicada a los animales que dan nombre al blog (bueno, se llama Los Vampiros Ciegos, pero eso es porque Los murciélagos ciegos ya estaba pillado). Porque ellos no sólo ven, sino que lo hacen bastante bien. "Pero si viven de noche" podrían decir ustedes. Claro que, por esa regla de tres también gatos, búhos, leones, hienas, erizos y ratas (que básicamente son nocturnos) tendrían que ser ciegos. Y nada más lejos de la realidad. De hecho, todos ellos cuentan con una vista espectacular que les permite desenvolverse sin más luz que la de la luna.

“Pero tienen un radar para guiarse” añadiría alguien. Bien, pues entonces los delfines deberían ser ciegos también. Y algunas serpientes que poseen un tipo de visión infrarroja y los peces que detectan campos eléctricos con la línea lateral… no sé qué manía le tiene la gente a los pobres murciélagos por tener un sistema de sónar. Hay decenas de ejemplos de animales con “radares” y a nadie se le ocurre que tengan que ser ciegos.

"Pero no necesitan los ojos" sería una posible conclusión. Incluso si eso fuera cierto (que ya les digo que no), las cosas no aparecen en los animales porque se necesitan, sino porque algún antepasado que las tenía sobrevivió y le transmitió esos genes a sus descendientes. Es la razón por la que usted tiene dedos meñiques en los pies, muelas del juicio o apéndice en el intestino cuando no son demasiado útiles.

Como decía, los pobres murciélagos son unos incomprendidos. De hecho, ni todos son nocturnos, ni todos cuentan con radar (los zorros voladores, por ejemplo), ni todos comen insectos y, desde luego, ninguno es ciego. Entonces ¿por qué algunas especies usan un sónar para cazar por la noche? Pues porque está oscuro. Es simple. Los ojos necesitan luz para ver. Poca, algo o mucha, pero requiere luz para formar las imágenes. Y si no hay luz, ya puedes ser un gato o un búho, que te va a dar igual. Por muy buena visión que poseas, no vale de nada si la oscuridad es total. Problema que solventan los murciélagos con su maravilloso radar.