jueves, 23 de octubre de 2014

Los osos polares son blancos para camuflarse en la nieve

Este tipo de frases son muy comunes cuando se hablan de seres vivos. Las nutrias tienen patas palmeadas para nadar, las aves cuentan con alas para volar o las ballenas poseen grasa para protegerse del frío. Es una forma de hacer más sencillos los conceptos, pero siempre hay que tener claro que las cosas no son así porque la evolución no lleva una dirección concreta. Las mutaciones son aleatorias y la mayoría no sirven para nada o son mortales.

Así que en lugar de decir que los osos polares son blancos para camuflarse en la nieve, lo que hay que pensar es que los osos se camuflan en la nieve porque son blancos. Sería igual pensar que yo soy alto para poder darle a mi madre los tarros de los estantes elevados, cuando es al revés: yo puedo agarrar esos tarros porque soy alto. Es una coincidencia que mi altura tenga esa utilidad y sería absurdo pensar que alguien lo tenía planeado para que yo desempeñase esa tarea.

De hecho, lo más seguro es que la mutanción que haría blancos a los osos ni siquiera apareciera en el polo. El mundo es inmensos y los osos habitaban en lugares bastante más poblados que el Ártico, donde las camadas eran mayores y había más posibilidades de tener un cachorro blanco. En un principio, el color no supondría una ventaja para ellos, más bien lo contrario pues les haría demasiado visibles en llanuras y bosques. Claro que esto cambiaría cuando algunos osos llegaran al polo. Allí los blancos prosperarían y acabarían dando lugar a una nueva espercie de osos, los polares. Todo gracias a que, al ser blancos, se podían camuflar en la nieve.