martes, 14 de junio de 2016

Animales que no lo parecen 1

De los 40 grandes filos en los que se divide el reino de Animalia, tenemos asumidos como animales a los vertebrados, artrópodos, moluscos y cualquier cosa con forma de gusano. El resto, la mayoría sésiles y marinos, nos cuesta un poco más asumir que estamos relacionados con ellos. Aquí van cinco ejemplos. No he querido poner fotos por no romper la estética del blog, pero les recomiendo que busquen. Sobre todo, del último.

- Esponjas: Como decía el otro día en el artículo Las esponjas son animales a pesar de que incumplen muchos de los preceptos que se le supondrían a un animal: no se mueven, no poseen tejidos dife-renciados y muchas de ellas carecen de simetría. Sin embargo, puede más que tengan células con núcleo, que carezcan de pared celular, que sean organismos pluricelulares (bueno, eso puede llevar algún matiz) y sean incapaces de fabricarse su propio alimento como las plantas.

- Corales: Otro de los filos que nos cuesta identificar como animales es el de los Cnidarios, filo en el que se incluyen los corales. Claro que lo que se nos suele olvidar es que lo que nosotros solemos conocer como “coral” no es más que la construcción calcárea fabricada por un bicho que vive dentro y que tiene un aspecto parecido a una anémona (ver más abajo) que también son cnidarios. Por cierto, hablando de parecidos, otro día hablaremos de la relación que existe entre los corales y las medusas que, en algunas especies, son dos caras del mismo animal.

- Anémonas: Estos cnidarios mari-nos suelen ser tenidos por plantas e, incluso, por esponjas. Sin embargo, a diferencia de las esponjas, las anémonas sí que cuentan con tejidos diferenciados, simetría, algo de movilidad y hasta un sistema nervioso primitivo. Además, tienen nematocistos, unos orgánulos celu-lares característicos de cnidarios que les permiten inyectar toxinas para-lizantes a sus presas y enemigos. Después de todo, no hay que olvidar que pertenecen al mismo filo que las medusas.

- Siboglínidos: Tienen forma de gusano, viven en tubos de proteínas que crean ellos mismos y tienen todas las papeletas para pasar a formar parte del plantel de extraterrestres devora-hombres de cualquier película de ciencia-ficción. Pero todo el mundo tranquilo porque estos animales no van a comerse a nadie. De hecho, carecen de boca y se alimentan gracias a la simbiosis que mantienen con unas bacterias oxidadoras de azufre, lo que les obliga a vivir cerca de dorsales oceánicas. Son de los pocos organismos pluricelulares que pueden permitirse el lujo de residir allí.

Estos son solo unos pocos ejemplos, así que seguimos otro día.

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