martes, 5 de abril de 2016

Los gatos no pueden beber leche

Una noche fría. Unos maullidos lastimosos en la noche. Una familia preocupada en busca del lloroso gatito. Una niña feliz al encontrar al minino. Un tazón de leche consigue que el gato recupere fuerzas... Podría ser una escena de un buen número de películas, series, libros e, incluso, de algún anuncio publicitario y es un de esos conceptos que tene-mos gravados a fuego en nuestro imaginario colectivo, como los lobos que aúllan a la luna o los murciélagos que son ciegos. A los gatos hay que darles un tazón de leche. Pero nada más lejos de la realidad.

Para empezar, porque la mayoría de los gatos adultos son intolerantes a la lactosa ya que, como casi todos los animales, dejan de producir la enzima necesaria para digerirla (la lactasa) una vez son destetados. Así la lactosa acaba en el intestino donde las bacterias del lugar se pondrán a fermentarla, provocando multitud de gases y demás síntomas pocos placenteros. Así que si le das leche a tu gato, lo más probable es que acabe con diarrea.

Pero, además, la leche es uno de los alimentos que suelen provocar reacciones alérgicas en los gatos, lo que es mucho más peligroso que una simple cagalera.

Y, para terminar, la leche es un alimento demasiado calórico para un gato adulto que lleve una alimentación equilibrada, por lo que darle tazones de leche muy a menudo lo único que conseguirá será ponerle gordo como un piano.

Así que no, los gatos no deberían beber leche. Y, si lo hacen, siempre que sea sin lactosa, desnatada o semidesnatada, como premio ocasional y después de haberse asegurado de que no les da alergia. Eso en el caso de que les guste, que nunca es seguro. Mi gato Luis, por ejemplo, la odiaba.

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